domingo, 27 de marzo de 2011

Sofismo

El término sofismo proviene del griego sophía que significa sabiduría y también del griego sophós que su significado se refiere a sabio.
En la Grecia del periódo clásico se relacionaba el término de sofistas a los profesionales y encargados de enseñar la sabiduría.
Posteriormente con el tiempo se le añadiría un significado más preciso, que define el término sofismo como: el arte prático del buen gobierno, y el cual fue usado para denotar cualidades de los siete sabios de Grecia. Más adelante surgen diferencias de criterio en su propio significado; pues los unos definen como sophós a las personas que dan utilidad a lo sabido; mientras que los otros poseen una tendencia contraria, siendo así el conocimiento por naturaleza o innhato.
Conforme trancurre el periódo de tiempo el significado del término sophós adquiere un significado despectivo propiamente dicho, es decir el termino adquiere una aproximación a lo que conocemos como charlatán, vacilador o poco serio.
Por tanto más comunmente el término sofista está relacionado hacia los educadores y su remuneración recibida por tal actividad; como lo mencionó Sócrates en alguno de sus discursos; también el vocablo está relacionado a la inteligencia y sabiduría; así como el formalismo de las palabas que usan las personas, pues en el uso de las palabras se puede embelezar o envenenar un significado, una idea, una propuesta o hasta la forma de pensar de una persona; ya que la persuación no está al servicio de la verdad sino que está ligada a los intereses del que da un discurso determinado.
Por lo tanto a éste arte se le denomina "conducción de almas", lo que posteriormente Platón denominó "captura de almas"; este fenómeno funciona algo similar a como funciona la estructura política de candidatos presidenciales aspirantes a la cabeza del gobierno de un determinado lugar, pues a base de promesas de campaña y ofrecimientos que no están seguros de cumplir persuaden a los adeptos con el fin de lograr su voto y poder así alcanzar su objetivo, pues quien da el dicurso está buscando beneficiarse con algo en sus propios intereses.
Por lo que la verdad es un término muy subjetvo, pues cada quien tiene su propia verdad, y no así una verdad válidad para todos.